Por Ana Maria GT
Julio 23, 2011
Hoy en la mañana que me desperté dándole gracias a Dios por un viaje que me regaló con mi esposo y todo lo bueno que El es, me di cuenta de lo bendecidos que somos, y muchas veces ni siquiera le damos las gracias.
Reconociendo que todo lo bueno que tenemos proviene de lo alto, del Padre de las luces, quien no cambia, Dios; recordé una petición de oración que llegó ayer a mi correo, de un hombre buscando un milagro de parte de Dios para sanar a su esposa que tiene cáncer. Y al mismo tiempo que estaba pensando en esto, supe que Dios puso en mi corazón interceder en oración por dos personas máss que también necesitan un milagro de sanidad.
Después de pedirle a Dios, en nombre de Jesus, por estos tres milagros en particular, trajo a mi mente la respuesta que El me había dado en otras dos ocasiones sanando milagrosamente. Después de deleitarme un rato en Dios y su Poder para hacer milagros, me di cuenta de lo insignificante que soy como persona limitada. Entonces le pregunté…. ¨Señor, por que siendo tu Dios Todopoderoso, para hacer todo lo que tu quieras, todos los milagros que a ti te plazcan, todas las sanidades en quienes tu quieras, eres el dueño de todo y soberano…, ¿por qué pones en muchas ocasiones en mi, el que interceda en oración por las necesidades de otros? Tu no necesitas que yo ore, tu ERES DIOS!!! Lo que yo te pida o te deje de pedir, ¿cómo puede influenciar en tus decisiones? Finalmente tu eres el Todopoderoso y harás siempre tu perfecta voluntad…, ¿para qué quieres tú, que yo ore y ayune por las necesidades de otros?¨
¿Y sabes lo que Dios me contestó? «Porque tu oración permite que tu y yo estemos en comunión, esa comunicación que tu y yo estamos teniendo es porque tu vienes conmigo a pedirme algo, y eso me permite a mi darte respuestas. Cuando tu te das cuenta que te respondo, vienes a mi con otra oración de petición esperando respuesta, y cuando no te respondo inmediatamente, vuelves conmigo a preguntarme, y me das la oportunidad de responderte. Así entramos en una comunión y comunicación que de otra manera difícilmente tendríamos. Me gusta que me pidas, que clames a mi porque yo te responderé. Me gusta que traigas tus cargas para yo hacerlas mas ligeras. Me gusta que tengamos una relación de persona a persona cada día mas íntima. Me gusta que me des las gracias en todo y no des por un hecho todo lo que hago por ti. Quiero que me conozcas bien, que te deleites en mi; y yo que Soy Dios todopoderoso, cumpliré las peticiones de tu corazón, y te mostraré los grandes planes y propósito que tengo para tu vida.”
Entonces entendí que lo más importante para Dios, no es hacer todos los milagros que le pidamos, (El los puede hacer, aún que no se los pidamos), sino la relación que va mejorando cada vez que vamos a El, ya sea para pedirle algún milagro o darle las gracias por algo que El hizo. Dios esta mucho mas interesado en tener una relación íntima con nosotros, una comunicación diaria; El espera y quiere que le hablemos y que lo escuchemos. El no quiere un monólogo en donde como merolicos estemos haciendo rezos repetitivos, El no quiere que lo veamos como un Dios inalcanzable pensando que a lo mejor y en una de esas, mi rezo le llega. El quiere ser ese amigo que esta mas cerca que un hermano, El quiere que confiemos en El para todo, que andemos con El en todo tiempo. Jesucristo ha prometido que estará con nosotros hasta el fin del mundo, y quiere que «oremos sin cesar», es decir, que estemos platicando con El todo el tiempo. Ya sea para pedirle algo, para darle las gracias, o simplemente que le platiquemos lo que hay en nuestro corazón, porque El también nos quiere hablar, y sobre todo espera que lo escuchemos!! Dios tiene tanto para decirnos y darnos!
Porque entre los hombres, ¿quién conoce los pensamientos de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios.
Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente,
de lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu, combinando pensamientos espirituales con palabras espirituales.
1 Corintios 2:11-13
Dios se comunica con nosotros por medio de su Espíritu Santo, mismo que El ha hecho morar en nosotros cuando recibimos a su Hijo en nuestro corazón. Por eso si tu le hablas a Dios, pero no lo escuchas, es porque aún no has recibido Su Espíritu. Para ver y entender el Reino de Dios, es necesario nacer de nuevo, del Espíritu. El cual Dios da a quienes creemos en Jesús como único y suficiente Salvador y Señor, y lo obedecemos. Es necesario morir a nuestra vieja manera de vivir, para nacer de nuevo en Cristo, en Su Palabra. Desechar todo lo que hayamos aprendido que otros nos enseñaron, que no tiene que ver con Su Palabra, y que solamente esta estorbando para aprender lo que El nos quiere enseñar. No son otras enseñanzas las que debemos seguir, sino la Palabra de Dios, y todo lo que hayamos aprendido antes, debemos ponerlo a la Luz de La Palabra de Dios y no al revés, y decidir creer y obedecer lo que Dios dice, antes de lo que nos hayan enseñado.
Cuando creemos esto, El Espíritu Santo nos dará el discernimiento para comprender lo que es y no es de Dios. Entre mas conozcamos a Dios, a través de Su Palabra, podremos identificar mucho mas fácil su voz.
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”. Juan 10:27
No se trata de nosotros, ni de nuestras oraciones, sino de Su Poder. Y debemos comprender que la oración no es para que el Señor haga lo que nosotros queremos, El es Dios…. pero mediante la oración, platicar con Dios, podemos estar en comunión con El siempre, porque eso es lo que El quiere. El desea tener una relación íntima con nosotros, El tiene tantas cosas que nos quiere decir y mostrar para que seamos sabios. Todos los tesoros del conocimiento y sabiduría están escondidos en Cristo, y El quiere revelarnos cosas grandes y ocultas que no conocemos para que podamos ser bendecidos y ser de bendición a otros. Oremos sin cesar, no solamente para que Dios haga los milagros que necesitamos, sino para que nuestra relación con El, lo mas valioso que podemos tener, siga creciendo, y aún que llegáramos a perderlo todo, sabemos que hemos encontrado algo que jamás nos podrá ser quitado, lo mas valioso, a Cristo.
Pablo lo entendió muy bien cuando dijo:
7Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo.
8Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo,
9y ser hallado en El, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe,
10y conocerle a El, el poder de su resurrección y la participación en sus padecimientos, llegando a ser como El en su muerte,
11a fin de llegar a la resurrección de entre los muertos.
12No que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús.
13Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante,
14prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
15Así que todos los que somos perfectos, tengamos esta misma actitud; y si en algo tenéis una actitud distinta, eso también os lo revelará Dios;
16sin embargo, continuemos viviendo según la misma norma que hemos alcanzado.
Filipenses 3:7-16