Hoy muchos creen de que el cielo y el infierno se viven solamente aquí en la tierra, (yo también así lo creí, antes de conocer a Cristo), y que depende según como cada quién decida vivir su vida diaria, si estará viviendo en «el cielo» o en «el infierno»; y que cuando mueran, eso pasará y habrá quedado atrás…
Pero eso no es lo que la Biblia enseña. Dios nos ha dejado escrito que sí hay dos lugares a los cuales iremos después de que nuestro cuerpo muera: al cielo, para estar en Su Presencia por siempre; o al Lago de Fuego o el infierno, donde será el lloro y crujir de dientes.