Por Ana Maria GT
Feb. 10, 2012
Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él.
1 Timoteo 6:7
Llegamos a este mundo desnudos y con las manos vacías, y así regresaremos, cuando Dios reclame nuestra alma, así como lo hizo con el hombre rico que buscaba hacer sus graneros mas grandes para poder acumular mas:
20Pero Dios le dijo: «¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?»
Lucas 12:20
Por eso Jesús nos da esta advertencia:
19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompe, y donde ladronas minan y hurtan; 20 Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompe, y donde ladrones no minan ni hurtan: 21 Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.
Mateo 6:19-21
Qué es nuestro tesoro? Qué o quién es lo mas valioso que tenemos? Qué es lo que consideramos que tiene más valor en nuestra vida? Es verdaderamente Dios? Nuestra familia? Nuestro cónyuge? Nuestros hijos? El dinero? El trabajo? El poder? El puesto? La fama? El tiempo? La salud? Los demás? Nuestras relaciones interpersonales? Las cuentas bancarias? El carro? La casa? La lancha? Las propiedades? La tecnología? Los viajes? Las cosas materiales? Nuestra mente?…. Como podemos saberlo? Jesús dice que donde esta nuestro tesoro, ahí está puesto nuestro corazón. Es en las decisiones cotidianas o importantes, cuando tenemos que escoger entre diferentes opciones, que podemos identificar claramente en donde es en donde esta puesto nuestro corazón. Muchas veces es difícil tomar las decisiones correctas, las que traerán bendición a nuestra vida y familia. Que difícil es tomar una decisión sin considerar al que todo lo sabe, incluyendo la mejor decisión que debemos tomar. Si Cristo no esta sentado en el trono de nuestro corazón, dirigiendo nuestros pasos, y preferimos seguir nuestro necio corazón, seremos engañados.
Más engañoso que todo, es el corazón, y sin remedio; ¿quién lo comprenderá?
Jeremías 17:9
Quizá nos creamos sabios a nuestra propia opinión para tomar decisiones, pero Dios nos da un consejo con promesa:
5Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. 6Reconócele en todos tus caminos, y El enderezará tus sendas.
7No seas sabio a tus propios ojos, teme al SEÑOR y apártate del mal. 8Será medicina para tu cuerpo y refrigerio para tus huesos.
9Honra al SEÑOR con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; entonces tus graneros se llenarán con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto.
Proverbios 3:5-10
Dios nos dice que no nos apoyemos en nuestro propio entendimiento, debemos confiar en El, en Su Palabra, con todo nuestro corazón. Si queremos que nuestros graneros se llenen con abundancia, no será mediante nuestro propio esfuerzo, sino honrándolo con nuestros bienes y lo primero que produzca fruto en nuestra vida.
Está en la naturaleza del hombre querer enriquecerse, la codicia, la tentación, es un deseo natural de la carne, pero que se opone al Espíritu. Jesús mismo fue tentado por el diablo cuando le ofreció todos los reinos del mundo, del mundo. Pero Jesús contesto con la misma Palabra de Dios: «Escrito está, solo al Señor Dios adorarás y solo a El servirás«. Dios espera que busquemos Su Reino y Su Justicia, porque todo lo demás vendrá como añadidura. Dios quiere que estemos contentos si tenemos que comer y con que cubrirnos, lo necesario, que El mismo ha prometido suplirnos.
Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos.
1 Timoteo 6:8
Pero, tengamos cuidado si es que queremos enriquecernos con los bienes de este mundo. Pablo mismo, lleno del Espíritu Santo le dio la advertencia a Timoteo. Si somos hombres y mujeres de Dios, huyamos de éstas cosas.
9Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición.
10Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores.
11Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad.
12Pelea la buena batalla de la fe; echa mano de la vida eterna a la cual fuiste llamado, y de la que hiciste buena profesión en presencia de muchos testigos.
1 Timoteo 6:9-10
Y por último, si hemos comprendido verdaderamente el mensaje de Pablo para aplicarlo primeramente en nuestra vida, Dios nos exhorta a compartirlo a los demás.
17A los ricos en este mundo, enséñales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos.
18Enséñales que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos y prontos a compartir,
19acumulando para sí el tesoro de un buen fundamento para el futuro, para que puedan echar mano de lo que en verdad es vida.
1 Timoteo 6:17-19