Por Ani Garza T
Junio 18, 2011
Como padres, creo que todos nos hemos hecho la siguiente pregunta: ¿Qué tantas reglas debemos poner a nuestros hijos? Hay quienes dicen que deben ser muchas, para que sepan los límites en los que se deben mover; otros dicen que no debe haber reglas, ya que la conciencia del niño le dirá hasta donde llegar, y otros dicen que si debe de haber algunas cuantas.
Hay cientos de libros que tratan acerca de como se debe educar a los hijos, y las teorías y los métodos son tan variados como cada autor que los escribe. Yo en lo personal, he encontrado algunos libros tan estrictos como: Porque lo mando yo, en donde el niño no tiene ni voz, ni voto; y hay otros como el de: Tu hijo del Doctor Spock, el cual vendió millones de copias, cuyo principal enfoque era el «dejar ser» a los hijos, sin prácticamente disciplinarlos. Algunas teorías al aplicarlas generan hijos rebeldes, groseros e irresponsables; y otras, como la del doctor Spock, aconsejan y apoyan lo opuesto a lo que Dios nos ha dejado.
¿Por qué preferimos buscar las teorías y opiniones de otros autores o psicólogos, en vez de buscar la opinión y el consejo de Dios? ¿No deberíamos preguntarle a quién nos dio los hijos, cómo es que debemos educarlos? Porque sabes…, Dios nos los entregó con un instructivo.
Dios nos dejó la Biblia, primero, para darnos a nosotros el propósito para el cual nos creo; y segundo, para que aprendamos como es que debemos educar y guiar a nuestros hijos.
Enseña al niño el camino en que debe andar,
y aun cuando sea viejo no se apartará de él.
Proverbios 22:6
La Biblia es el manual perfecto para que aprendamos a conducirnos mientras andamos en esta vida; incluyendo el poder ser los padres que nuestros hijos necesitan.
Pero la mayoría de las veces, preferimos aprender a base de prueba y error, en vez de tomar la decisión de leer el manual; y esto, muchas veces ocasiona que dañemos el producto, en este caso a nuestros hijos, para después con mucho más trabajo, tener que «repararlos».
Qué mejor que desde un principio, podamos aprender de Dios, para cada decisión que tengamos que tomar, en nuestra vida, y en la educación de nuestros hijos.
Pero, volviendo a la pregunta inicial… ¿qué tantas reglas debemos poner a nuestros hijos?
Esto es algo en lo que he estado meditando y hoy me gustaría compartirlo.
En el principio, cuando Dios creo a Adán y a Eva, ¿cuántas reglas les puso?
Así es, solamente les puso UNA sola regla.
Dios les dijo: «podrán comer de todo lo que hay en el huerto, excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal.»
Había cientos de árboles, y solamente les pidió que no comieran de un solo árbol; pareciera que esto sería muy fácil de cumplir. ¿Podría ser tan difícil obedecer a Dios?
Cómo cualquier regla que se rompe, Dios les dio la consecuencia y les les advirtió que si comían de ese árbol, morirían (espiritualmente), su relación con Dios se quebrantaría.
Y, ¿qué hicieron ellos? ¿Obedecieron? ¡No!
Primero, se pusieron a platicar con alguien que no respetaba a Dios, con la serpiente;
quién fácilmente los engañó (como ahora sigue engañando a muchos).
Primero, le dijo a Eva: “si comes de este árbol que Dios te prohibió, serás como Él, tu misma sabrás del bien y del mal, ya no necesitarás mas a Dios para que te enseñe.”
Eva fué engañada fácilmente, comió, prefirió escuchar a la serpiente, que obedecer a Dios; y después, invitó a Adán a hacer lo mismo.
Desobedecieron; y Dios cumplió su advertencia… y esa relación que tenían con el Señor se rompió y murieron espiritualmente. Una sola regla, ¡y no la pudieron cumplir!
Ellos prefirieron caminar a su manera, sin tomar a Dios en cuenta.
Pero Dios, los siguió amando, y para que no se perdieran, les tuvo que poner más reglas para protegerlos; y mandó los diez mandamientos que dio a Moisés en las tablas de piedra. Si Eva y Adán no hubieran roto esa única regla, no hubiera Dios tenido la necesidad de ponerles más; ellos antes no las necesitaban, estaban en obediencia y bajo la cobertura de Dios. Al romper esa única regla, las cosas cambiaron…
Entonces, ¿qué piensas? ¿debemos poner muchas o pocas reglas a nuestros hijos? ¿Serán las que nosotros consideremos, o las que Dios nos ha dejado?
¿Seguiremos comiendo del árbol del conocimiento del bien y del mal o permitiremos que Dios, nos diga como hacerlo?
Leamos el instructivo, la Biblia, para que podamos enseñar a nuestros hijos el Camino por el que deben andar, amándolos y disciplinándolos como Dios dice.
SEÑOR ILUMINA A MIS HIJIOS PARA QUE SEAN CADA DIA MEJORES PERSONAS