La Única Vía a la Salvación

 
 
   

Hechos 4:12

La Biblia nos enseña que no hay otro nombre dado a los hombres en el cual podamos ser salvos sino el de Jesús. Esta verdad es fundamental para todos los que deseamos conocer al Dios verdadero y experimentar una relación personal con Él. En Hechos 4:12, se declara claramente:

«Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.»
Hechos 4:12 

Esta afirmación confronta de una manera contundente la idea de que la salvación se encuentra únicamente a través de una institución religiosa, como a muchos nos enseñaron.  ¿No se si se venga a tu mente ese mensaje de: «solo a través de la iglesia católica hay salvación»? Y ni siquiera entendíamos bien a que se refería eso de la salvación.
Lo que si podemos leer en las Escrituras es que… La salvación no se trata de pertenecer a una iglesia específica, sino de conocer y aceptar a Jesús como nuestro Salvador.

Uno de los pasajes bíblicos que me llamó mucho la atención, con referente a este tema, es el de Bartimeo, el ciego que recibió la vista al encontrarse con Jesús. Bartimeo estaba sentado junto al camino, envuelto en su manto, un símbolo de su seguridad y protección. Sin embargo, al oír que Jesús pasaba, decidió dejar atrás aquello en lo que confiaba (me recuerda a las tradiciones de la religión tradicional) y clamó a Jesús por misericordia:

«Y oyendo que era Jesús el Nazareno, comenzó a gritar y a decir: Hijo de David, Jesús, ten misericordia de mí. Y muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba aún más fuerte: Hijo de David, ten misericordia de mí.»
Marcos 10:47-48

Jesús lo llamó y Bartimeo, soltando su manto, se levantó y fue hacia Él. Este acto de fe y abandono de su antigua «protección» es indispensable para entender cómo debemos acercarnos a Jesús. Bartimeo dejó atrás lo que conocía y decidió confiar plenamente en el Señor:

«Y Jesús, deteniéndose, dijo: Llámenlo. Y llamaron al ciego, diciéndole: Anímate, levántate, te llama. Y arrojando su manto, se levantó y vino a Jesús.»
Marcos 10:49-50 

Jesús le preguntó qué quería que hiciera por él, y Bartimeo respondió que quería recobrar la vista. Jesús, reconociendo su fe, le devolvió la vista:

«Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué deseas que haga por ti? Y el ciego le dijo: Raboni, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha sanado. Al instante recobró la vista, y le seguía por el camino.»
Marcos 10:51-52 

Bartimeo experimentó la salvación y la sanación no a través de rituales o pertenencia a una religión específica, sino por medio de una fe genuina en Jesús, tuvo un Encuentro con Él. Este es el llamado para todos nosotros: dejar atrás nuestras propias «mantas» de seguridad o tradición y confiar plenamente en Jesús.

La Biblia, la Palabra de Dios, es el único medio para conocer al Dios verdadero. A través de sus páginas, encontramos la Verdad y la Vida (espiritual) que solo Él puede ofrecer. En Juan 14:6, uno de los pasajes que más impactó mi vida… Jesús mismo declara:

«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.»
Juan 14:6

Este mensaje es una invitación a ti que hoy estás leyendo en este blog, a buscar una relación personal con Jesús, el único nombre dado a los hombres en que podemos ser salvos. No se trata de religión, se trata de una relación. Te invito a abrir la Biblia, buscar a Jesús y experimentar la transformación que solo Él puede ofrecer.
Ya que de comprender Su mensaje, depende en donde pasaremos nuestra eternidad.

¿Sabes qué es la vida eterna?

«Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.»
Juan 17:3

Por tu Encuentro con Jesús,
-Ani Garza T

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