Por Ana Maria GT
Ene. 27, 2011
Que bueno sería que todas las personas tomaramos la decisión de hacer lo bueno, lo correcto; este sería otro mundo. Pero uno de los principales regalos que Dios nos da es el libre albedrío. Esto quiere decir, que cada uno de nosotros, podemos escoger el camino a seguir, somos “libres” para tomar decisiones y seguir nuestro corazón. Algunas decisiones traerán bendición a nuestra vida, y otras maldición. Dios lo deja muy bien especificado en el libro de Deuteronomio capítulos 28 y 30.
El problema de tener la libertad para seguir nuestro propio corazón, es que en lo natural es engañoso y perverso.
Más engañoso que todo, es el corazón, y sin remedio: ¿quién lo comprenderá?
Jeremias 17:9
Y el Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal.
Genesis 6:5
Es del corazón de donde sale todo lo malo:
Pero lo que sale de la boca proviene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre.
Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias.
Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.
Mateo 15:18-20
Nadie quiere buscar y seguir a Dios así porque si, todos deseamos seguir los deseos que nacen de nosotros mismos. Vivimos engañados por nuestro propio corazón, creyendo que no necesitamos a Dios. Hacemos lo que nos viene en gana, desobedecemos a Dios, y somos considerados rebeldes.
Alguien que no ha sido salvado por Cristo, que no ha recibido la circuncisión del Espíritu Santo en su corazón, que su corazón no ha sido lavado por la sangre y la Palabra de Dios, no podrá, ni querrá hacer lo bueno.
Dicen ser libres al hacer lo que quieren, pero la realidad es que son esclavos a la maldad de su corazón que los lleva al pecado.
Al no tener el Espíritu Santo no podemos ser guiados por el Camino, por Jesus, sino que seguiremos nuestro propio camino que nos llevará a la destrucción propia y de los mas cercanos. Si nuestro corazón es malo, tenderemos a hacer lo malo, solamente si hemos sido circuncidados, desearemos hacer lo bueno. Cuando creemos en el nuevo pacto, en Cristo, El Señor pone sus leyes en nuestro corazón y nos capacita para cumplirlas.
Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos dias –dice EL Señor: Pondré mis leyes en su corazón, y en su mente las escribiré, añade: Y nunca mas me acordare de sus pecados e iniquidades.
Hebreos 10:16-17
El es el que pone el querer como el hacer en nuestro corazón.
Porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito.
Filipenses 2:13
Aunque Dios nos creo con libre albedrío, realmente son solamente dos opciones la que nos da. La que El recomienda es que sigamos Su Camino, a Jesus, la vida, el bien, que traerá verdadera libertad y bendición. La otra opción es la de seguir nuestro propio camino, a nuestro engañoso corazón que nos llevará a la esclavitud del pecado y a la maldición.
Mira, yo he puesto delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal;…
…Escoge, pues, la vida para que vivas, tu y tu descendencia…
Deutoronomio 30:15-20
Cuando decidimos seguir nuestro propio camino, haciendo lo malo, que viene de lo natural en nuestro corazón, abrimos puertas que dan entrada a los demonios. Estos vienen de una forma muy sutil y se apoderan de nuestra vida trayendo destrucción. Cuando no estamos llenos del Espíritu Santo, otros espíritus inmundos son los que vienen a llenarnos. Los demonios dentro de las personas, no salen solos, todos necesitamos ser salvados por Cristo.
Si tienes algún familiar que ha decidido seguir su propio camino, y ves como los demonios se están apoderado de él, Jesus nos dice como podemos ayudarlos.
Primero necesitamos estar seguros de que somos salvos, que hemos recibido a Cristo en nuestro corazón, que El ES nuestro Salvador y Señor, para así poder interceder.
Veamos el siguiente caso:
14Cuando llegaron a la multitud, se le acercó un hombre, que arrodillándose delante de El, dijo: 15Señor, ten misericordia de mi hijo, porque es epiléptico y sufre terriblemente, porque muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. 16Y lo traje a tus discípulos y ellos no pudieron curarlo.
17Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo acá.
18Y Jesús lo reprendió y el demonio salió de él, y el muchacho quedó curado desde aquel momento.
19Entonces los discípulos, llegándose a Jesús en privado, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?
20Y El les dijo: Por vuestra poca fe; porque en verdad os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: «Pásate de aquí allá», y se pasará; y nada os será imposible.
21Pero esta clase no sale sino con oración y ayuno.
Mateo 17:14-21
Si tienes algún familiar con alguna enfermedad o que sea rebelde y está apartado de Dios, pudiera ser que tenga algún demonio. Los demonios solamente salen con oración y ayuno. Como Dios es quién pone el querer como el hacer, podemos pedirle al Señor que ponga en ellos el querer buscar a Dios con todo su corazón, pedirle el milagro de que sean transformados por el poder del Espíritu Santo viniendo a sus vidas, y así ser testigos de cómo Dios va obrando en sus vidas conviertiéndolos en fieles servidores. Los creyentes tenemos una promesa que Dios cumplirá.
Ellos respondieron: Cree en el Señor Jesus, y serás salvo, tu y toda tu casa.
Hechos 16:31