En la Biblia encontramos muchas enseñanzas claras que nos muestran quién es Dios, Su grandeza y Su naturaleza. Hay personas que se refieren a María como la «madre de Dios», pero, al analizar las Escrituras, vemos que este concepto no se alinea con la verdad bíblica.
María fue una mujer bendecida por Dios, elegida para llevar en su vientre a Jesús cuando Él se hizo hombre, y como dice Lucas 1:28, «Salve, muy favorecida, el Señor está contigo». Reconocemos que María fue bendecida entre las mujeres, pero también debemos recordar que Dios es eterno, el Creador de todo cuanto existe, y no tiene principio ni fin.
«En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho».
Juan 1:1-3
Este pasaje nos muestra que Jesús, el Verbo, es Dios desde el principio y es Creador de todo, Él es la Palabra de Dios hecha carne. María, como criatura, no puede ser la «madre de Dios», ya que Dios no fue creado.
Jesús es 100% Dios y 100% hombre.
«Él, siendo en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres».
Filipenses 2:6-7
Es en Su humanidad que María es madre de Jesús. Ella no es madre de Su divinidad, porque Dios es eterno y no fue creado por nadie.
Además, la Biblia nos advierte contra la idolatría, que es poner cualquier cosa o persona en un lugar que solo le corresponde a Dios. En Isaías 42:8, Dios declara: «Yo soy el Señor, ese es Mi nombre; no daré Mi gloria a otro, ni Mi alabanza a imágenes talladas». Esto nos recuerda que no debemos dar a ninguna criatura el honor que solo le corresponde a Dios.
Dios es claro al respecto: el único mediador entre Dios y los hombres es Jesucristo.
«Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre».
1 Timoteo 2:5
No es María ni ningún otro ser humano. Poner a María, o a cualquier otra persona o cosa, por encima de Dios impide que veamos claramente quién es Dios, y así evitamos Su bendición.
El Señor, por Su creación, deja en claro quién es Él. Romanos 1:20 nos dice: «Porque desde la creación del mundo, Sus atributos invisibles, Su eterno poder y Su divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa».
Dios se revela a través de Su creación, y ningún ser humano puede ocupar Su lugar.
En amor y respeto por María, debemos recordar lo que Jesús mismo dijo cuando una mujer le gritó: «Bienaventurado el vientre que te llevó» Lucas 11:27,
Jesús respondió:
«Más bien, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan».
Lucas 11:28
Jesús nos muestra que lo más importante es obedecer la Palabra de Dios, no exaltar a una criatura por encima de Dios.
Es muy importante que entendamos que Dios, en Su inmenso amor, nos ha dejado claras las verdades de Su Palabra. Sigamos el ejemplo de Jesús, honremos a Dios sobre todas las cosas, y busquemos siempre Su verdad en la Escritura. No hay nada ni nadie por encima de Él.
«Y uno de ellos, intérprete de la ley, para poner a prueba a Jesús, le preguntó: ‘Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley?’ Y Él le dijo: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.’”
Mateo 22:35-37
Este pasaje subraya la importancia de amar a Dios por completo, con todo nuestro ser. No caigamos en la idolatría que impedirá que recibamos la vida en abundancia que Jesús ha venido a darnos.
Por tu Encuentro con Jesús,
-Ani Garza T