El pasaje bíblico de Eclesiastés 9:5 nos recuerda que «los muertos nada saben, ni tienen ya recompensa, pues su memoria queda en el olvido». Este pasaje es una poderosa lección sobre la mortalidad de la vida y la importancia de aprovechar al máximo el tiempo que tenemos en este mundo, porque cuando muramos ya no podremos hacer absolutamente nada que tenga que ver aquí en la tierra. Nuestra memoria, queda en el olvido.
Aunque el conocimiento y la experiencia de nuestros familiares y amigos muertos en la tierra han terminado, esto no significa que nos quedemos solos en este mundo. Al contrario, tenemos a Dios como nuestro Padre amoroso que nos guía y nos cuida en todo momento. En la Biblia encontramos muchas promesas de ayuda y apoyo de Dios, como se dice en Salmos 121:1-2: «Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, creador del cielo y de la tierra».
Y Jesús mismo nos ha dado una promesa en Mateo 18:19: «Además les digo que si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos».
Jesús nos asegura que cuando nos unimos en oración y pedimos en Su nombre, El pasaje bíblico de Eclesiastés 9:5 nos recuerda que «los muertos nada saben, ni tienen ya recompensa, pues su memoria queda en el olvido». Este pasaje es un claro mensaje de que no debemos pedir ni contar con los muertos para pedirles ayuda en cualquier necesidad que tengamos aquí en la tierra.
Es importante recordar que Dios siempre está con nosotros, incluso en los momentos más difíciles. Podemos acudir a Él con nuestras preocupaciones, necesidades y peticiones, sabiendo que Él nos escucha y responderá de acuerdo a su perfecta voluntad. En Filipenses 4:6-7, Pablo nos recuerda: «No se preocupen por nada, sino en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús».
En momentos de incertidumbre y dificultad, recordemos que no estamos solos. Tenemos un Padre amoroso que nos guía y nos protege en todo momento. Pidamos en el nombre de Jesús, confiando en su promesa de respuesta, y permitamos que Dios nos muestre su voluntad perfecta para nuestras vidas.
Que Dios nos bendiga y nos guíe siempre por medio de Su Espíritu Santo que ha venido a nuestra vida cuando recibimos a Jesús como: Salvador y Señor una vez que nos arrepentimos de nuestro pecado, incredulidad e independencia de Dios.
El Espíritu Santo nos guía a toda la Verdad de la Palabra de Dios para darnos luz cuando sentimos que andamos en tinieblas si saber a donde ir, o a quien acudir.
Por tu Encuentro con Jesús,
-Ani Garza T