Por Ana Maria GT
Dic. 9, 2011
Te has preguntado de donde sale lo que a veces decimos o hacemos, o lo que dice o hace otra persona? Muchas veces creemos que nos conocemos bien, o que conocemos bien a algún familiar o amigo, y de repente sucede algo, que dicen cosas que nunca imaginamos podrían haber salido de su boca. A veces hasta creemos desconocer a la persona. De dónde sale lo que decimos?
Jesús lo sabe bien.
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca. Lucas 6:45
Jesus lo dice muy claro, nuestra boca hablará de lo que abunda en nuestro corazón. Quizá muchas veces nos proponemos decir cosas buenas, hablar palabras de bendición. De verdad oramos para que Dios guarde nuestra lengua de hablar el mal, sinceramente queremos que cada palabra que digamos sea de bendición. Nos proponemos respetar, honrar, agradecer y con nuestras propias fuerzas estamos buscando lograrlo. Nos han enseñado lo importante que es tener buenos modales y hablar bien, lo sabemos, pero en la práctica muchas veces decimos algo de lo que después nos arrepentimos. El problema no son las intenciones que tengamos, estas pueden ser buenas, el problema es lo que hay en nuestro corazón. Tarde o temprano saldrá a relucir lo que hay dentro, será cuando menos lo esperemos o estemos fuera de control.
Salomón, uno de los hombres mas sabios que conocemos, un hombre de Dios, lo sabía y por eso dio la siguiente recomendación:
Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida. Proverbios 4:23
Casi mil años antes de que naciera Jesús, Salomón ya había hablado de la importancia de guardar, cuidar, monitorear nuestro corazón, porque es del corazón que sale todo lo bueno y lo malo del hombre.
Porque de adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, avaricias, maldades, engaños, sensualidad, envidia, calumnia, orgullo e insensatez. Todas estas maldades de adentro salen, y contaminan al hombre. Marcos 7:21-23
Es del corazón del ser humano de donde sale todo lo malo, por eso la importancia de decirle a Dios que lo examine, que lo limpie y que nos guíe por el Camino que lleva a la vida, a la vida eterna.
Guardemos y cuidemos nuestro corazón sobre todas las cosas. No permitamos que un resentimiento se convierta en raíz de amargura y que nos contamine a nosotros y a los que están a nuestro alrededor. Observemos nuestro corazón y reconozcamos lo que hay en él para poder entregárselo a Dios para que con Su Palabra lo limpie. No lo descuidemos, sino que presentémoslo delante del Señor para que lo restaure. Si hay algo que aclarar o perdonar hagámoslo cuanto antes. Confesemos nuestros pecados unos a otros y oremos unos por otros para que seamos sanados. No permitamos que nuestro corazón se contamine más o se endurezca. Prestémosle atención y permitamos que sea lavado con la sangre del cordero sin mancha. Pongámonos a cuentas con Dios hoy, y El arrancará de raíz cualquier cosa que esté contaminando nuestro corazón y que impide que recibamos la abundancia de vida que Jesucristo ha venido a darnos. Un tiempo de rodillas en la presencia del Señor, es un buen inicio.
Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, y guíame en el camino eterno. Salmo 139:23-24
la boca habla de lo que esta lleno nuestro corazon , si en nuestro corazon hay odio es eso lo que vamos a trasmitir , si hay malas palabras es eso lo que vamos a decir , como podemos decirle a nuestro hijos que se porten bien si nosotros no nos portamos bien , como decirle al hermano que se acerque a dios cuando nosotrso no nos acercamos , es dificil , como podemos a amar a alguien que no conoces ¡¡¡jamas¡¡¡¡ , no esperemos que el mundo cambie , cambiemos nosotros , y dejemonos transformar por dios . 🙂