Por Ana Maria GT
Mayo 9, 2011
Hay veces que cuando meditamos en la grandeza y misericordia de Dios nos sentimos mal por quienes a veces somos. Vemos a Cristo, y sentimos que no somos dignos de El. Traemos alguna lucha con nuestros pensamientos, nos sentimos con falta de sabiduría para actuar, y por no actuar, por no saber como, nos sentimos mal. Creemos que por ser creyentes, nuestra forma de vida debiera ser casi perfecta, y cuando vemos algo en nuestra vida que no esta funcionando bien, nos culpamos y perdemos el gozo que teníamos justo antes de que sucediera ese incidente que provocó el sentimiento de inseguridad. Sabemos que tenemos algo que decir, que aclarar, y nos seguimos quedando callados porque no sabemos si al decirlo se complicará la situación. Estamos en una lucha de lo digo o no lo digo, lo hago o no lo hago. Vamos con Dios para que nos diga que hacer, y no lo escuchamos, y pensamos que alomejor esta enojado. Entonces, que es lo que por lo general hacemos?
Muchas veces lo primero que hacemos los creyentes, es darle una repasada a los mandamientos y ver como andamos, porque quizá no estemos “haciendo” las cosas como debiéramos y pensamos que Dios nos puede estar disciplinando con su silencio. La semana pasada Dios me llamó la atención cuando yo estaba de rodillas repasando los mandamientos y haciéndome ver a mi misma que no andaba tan mal, como quien dice, justificándome delante de Él, por “ser” buena, y que un detallito pequeño no lo debería tomar en cuenta.
Una vez mas Cristo me dijo: “Todavía no entiendes?, no se trata de ti, ni de lo que tu hagas, se TRATA de MI, se trata de lo que YO HICE en la CRUZ por TI!”. Y el Espiritu Santo me empezó a recordar lo que Cristo ya me había dicho antes. Una vez mas, EL logró que quitara la mirada de mi, como acostumbro a hacerlo, para verlo a Él. Y me dijo:
19 Sabemos que la ley de Moisés tiene valor para los que se someten a ella. Y lo que la ley dice es para que nadie pueda declararse inocente; es para que todo el mundo se reconozca culpable ante Dios.20 El cumplimiento de la ley no nos hace inocentes ante Dios; la ley sólo sirve para que reconozcamos que somos pecadores.
21 La Biblia misma nos enseña claramente que ahora Dios nos acepta sin necesidad de cumplir la ley.22 Dios acepta a todos los que creen y confían en Jesucristo, sin importar si son judíos o no lo son.23 Todos hemos pecado, y por eso estamos lejos de Dios.24 Pero él nos ama mucho y nos declara inocentes sin pedirnos nada a cambio. Por medio de Jesús nos ha librado del castigo que merecían nuestros pecados.25-26 Dios envió a Jesucristo para morir por nosotros. Si confiamos en que Jesús murió por nosotros, Dios nos perdonará. Con esto Dios demuestra que es justo y que, gracias a su paciencia, ahora nos perdona todo lo malo que antes hicimos. Él es justo, y sólo acepta a los que confían en Jesús.
27-28 Ante Dios, no tenemos nada de qué estar orgullosos. Pues Dios nos acepta porque confiamos en Jesucristo, y no por obedecer la ley de Moisés.29 Dios no es solamente Dios de los judíos; en realidad, él es Dios de todos, sean o no judíos.30 Hay un solo Dios, y es el Dios que acepta a todos los que confían en Jesucristo, sean judíos o no lo sean.31 Pero si confiamos en Jesús, eso no quiere decir que la ley ya no sirva. Al contrario, si confiamos en él, la ley cobra más valor. Romanos 3:19-31
Lo que nos hace justos delante de Dios es lo que Jesus Hizo en la Cruz, y Dios quiere que confiemos en EL, es por la fe en Cristo que Dios nos acepta, y no por cumplir los mandamientos. Es hasta que confiamos en Jesus, y lo recibimos en nuestro corazón que los mandamientos que Dios le dio a Moisés en las tablas de piedra, ahora quedan inscritos en nuestros corazones. Y ya no “tenemos” que cumplirlos para agradar a Dios, sino mas bien ya los cumplimos porque ya estan tatuados en nuestro corazón, son parte de nosotros mismos, nuestra naturaleza pecaminosa cambia. Eso no quiere decir que ya no seremos tentados. La tentación seguirá, Jesús mismo lleno del Espiritu Santo fue tentado por satanás en el desierto. Seguiremos luchando con la tentación, pero mayor es el que esta en nosotros que el que esta en el mundo, y El Espiritu Santo que ahora mora en nosotros, cuando recibimos a Cristo, nos da el fruto del Dominio Propio. La tentación seguirá, y eso nos hará sentir mal, culpables o que no damos el kilo, pero saldremos victoriosos si resistimos a la tentación, declarando como lo hizo Jesus, la misma Palabra de Dios.
Por tanto, someteos a Dios. Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros. Santiago 4:7
Jesus mismo nos enseño a orar: “Padre nuestro…. no nos dejes caer en tentación y libranos del mal”. Si te sientes tentado y eso te hace sentir culpable o que no das el kilo como cristiano, deja de poner la mirada en ti, y ponla en Cristo. Lo que EL hizo es suficiente, y eso es lo que Dios nuestro Padre ve para vernos justos a nosotros delante de El. No nos autojustifiquemos mas.
Si te sigues presionando para dar el kilo como esposa, mamá, profesionista, empleada, amiga, consejera, etc…. y quieres vanagloriarte en tu sabiduría, poder o riqueza justificandote a ti misma; y después te culpas cuando las cosas no resultan exactamente como querías. Escucha lo que Dios te dice hoy:
23Así dice el SEÑOR:
No se gloríe el sabio de su sabiduría,
ni se gloríe el poderoso de su poder,
ni el rico se gloríe de su riqueza;
24mas el que se gloríe, gloríese de esto:
de que me entiende y me conoce,
pues yo soy el SEÑOR que hago misericordia,
derecho y justicia en la tierra,
porque en estas cosas me complazco–declara el SEÑOR. Jeremías 9:23-24