En los tiempos actuales, la falta de creencia en Dios parece estar creciendo o «de moda», y con frecuencia, los cristianos son acusados de contradecir la ciencia, de ser menos inteligentes o hasta «intolerantes». Pero, ¿qué enseña la Biblia al respecto? Dios llama al ateo «necio», no por falta de inteligencia, sino por la condición de su corazón.
«Dice el necio en su corazón: ‘No hay Dios’»
Salmo 14:1.
Esto no es una declaración sobre capacidad mental, sino sobre un problema moral y espiritual.
El verdadero conflicto no es intelectual, sino moral
La Palabra de Dios nos revela que muchas veces las personas niegan a Dios no por falta de evidencia, sino porque rechazar Su existencia les permite vivir como quieren, sin tener que rendirle cuentas. La existencia de Dios es evidente, no hay duda que hay un Dios creador de todo cuanto existe.
«Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que con injusticia restringen la verdad; porque lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, Sus atributos invisibles, Su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa»
Romanos 1:18-20
La negación de Dios a menudo se debe porque las personas encuentran esa manera para justificar el pecado. Como un ladrón evita a la policía, muchos evitan a Dios para no enfrentar Su justicia.
«Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas»
Juan 3:19
El diagnóstico de la Biblia: un corazón endurecido
Cuando las personas eligen ignorar la evidencia de Dios, diciendo que Dios no existe, sus conciencias se cauteriza, se endurece:
«entenebrecidos en su entendimiento, excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su corazón; y ellos, habiendo llegado a ser insensibles, se entregaron a la sensualidad para cometer con avidez toda clase de impurezas»
Efesios 4:18-19
Este endurecimiento puede estar motivado por orgullo, egoísmo o el deseo de disfrutar del pecado sin sentir culpa. Sin embargo, el pecado quizá satisfaga por algún tiempo, pero lleva a una vida de vacío y separación de Dios.
La esperanza en Cristo
Aunque la condición del hombre sin Dios es grave, con una vida eterna si Él, todavía, mientras estemos vivos, tenemos esperanza. Jesús vino a buscar y salvar lo que se había perdido (Lucas 19:10). A través de Su sacrificio, podemos ser reconciliados con Dios y recibir una nueva vida. Él sigue insistiendo en que tengamos una relación con Él. Y aqui podemos leer:
«que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación»
Romanos 10:9-10
El llamado de Dios es claro: arrepiéntete y vuelve a Él. Su amor está extendido hacia ti. No endurezcamos nuestros corazones, sino escuchemos Su voz hoy!
«Si oís hoy Su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación»
Hebreos 3:15
Reflexiona: ¿En qué o quien estás poniendo tu fe, qué es lo que te aparta de Dios hoy? Jesucristo es el único camino hacia Dios:
«Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí»
Juan 14:6
Reconócelo como tu único y suficiente Salvador y Señor, permite que Él transforme tu vida. Él ha venido a liberarte de la atadura del pecado, darte una nueva vida, y una vida en abundancia para el propósito por el cuál te creo. Hoy es el día de ponernos a cuentas con Dios.
Por tu Encuentro con Jesús,
-Ani Garza T