Hoy quiero escribir este mensaje esperando que sea con mucho amor y con un deseo sincero de compartir la verdad de la Palabra de Dios. En nuestra sociedad, y en general en el mundo actual, existe una creciente confusión sobre lo que es el verdadero amor y cómo debe manifestarse en nuestras vidas. Una de las áreas donde esta confusión es más evidente, es en la interpretación y aceptación de la homosexualidad como una forma legítima de amor.
Dios, en Su infinita sabiduría, diseñó el matrimonio como una unión sagrada entre un hombre y una mujer. Desde el principio, vemos en Génesis 2:24 (LBLA) que «el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.» Este diseño no es solo una tradición cultural, sino un plan divino establecido por Dios mismo.
En el Nuevo Testamento, Jesús reafirma esta verdad en Mateo 19:4-6 (LBLA): «¿No habéis leído que el que los creó desde el principio, los hizo varón y hembra, y dijo: ‘Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne’? Así que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
Es importante que comprendamos que el amor verdadero, según la Biblia, no se basa solo en nuestros sentimientos o deseos, sino en la verdad de Dios.
Cuando nosotros empezamos a decidir lo que está bien o lo que está mal, comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, desobedeciendo a Dios, haciendo según lo que pensamos o lo que creemos dice el dios de nuestra imaginación, rompemos nuestra relación con el verdadero Dios. Nos alejamos de Su perfecta voluntad y de Sus bendiciones, cayendo en el engaño y en la mentira. Es vital que volvamos a la Palabra de Dios, que es la verdad, y que permitamos que Él guíe nuestras vidas.
Romanos 1:26-27 (LBLA) nos advierte sobre las pasiones desordenadas y nos llama a vivir conforme a la voluntad de Dios: «Por esta razón Dios los entregó a pasiones degradantes; porque sus mujeres cambiaron la función natural por la que es contra naturaleza, y de la misma manera también los hombres abandonaron el uso natural de la mujer y se encendieron en su lujuria unos con otros.»
La Escritura es clara en cuanto a la práctica de la homosexualidad. En 1 Corintios 6:9-10 (LBLA), Pablo nos dice: «¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis; ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.»
Se que puede parecer un mensaje fuerte o «intolerante», pero mi intención no es juzgar, sino compartir la verdad de la Palabra de Dios. El enemigo de nuestras almas, el diablo, busca engañarnos y alejarnos de la verdad (2 Corintios 4:4, LBLA): «En los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos para que no vean la luz del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios.»
Y a veces, sin darnos cuenta, ayudamos a que el diablo siga engañando a los incrédulos, a los homosexuales, llamando amor a lo que es pecado.
Sin embargo, hay esperanza, perdón y nueva vida en Cristo. En 1 Corintios 6:11 (LBLA) se nos recuerda: «Y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.»
Este versículo nos muestra que, aunque algunos de nosotros hayamos vivido en pecado, podemos ser limpiados y transformados a través de Jesucristo.
«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas.»
2 Corintios 5:17
Es hoy cuando debemos buscar a Dios de todo corazón y permitir que Su Espíritu Santo nos guíe a toda verdad de Su Palabra (Juan 16:13, LBLA): «Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que ha de venir.»
«Me buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón.»
Jeremías 29:13
Que la Luz del Evangelio, de la Palabra de Dios, brille en nuestra vida y la de nuestras familias, y nos guíe hacia el verdadero amor y el plan perfecto que Dios tiene para cada uno de nosotros.
«Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino.»
Salmos 119:105
Por tu Encuentro con Jesús,
-Ani Garza T